Definición del mandala
En sánscrito, mandala significa círculo, en especial círculo mágico, pero en sentido más amplio representa medios auxiliares de concentración y de meditación construidos a partir de círculos y de formas derivadas del círculo, como flores o ruedas, en el ámbito indo-budista y también en el Tibet lamaísta. Tales estructuras son generalmente dibujadas y pintadas, pero también se emplean arquitectónicamente como planos en la construcción de templos. En sentido propio son reproducciones espirituales del orden del mundo, a menudo combinadas con elementos derivados del cuadrado. La dirección hacia un centro tiende hacia la concentración y la meditación. En el centro del mandala, según la doctrina y el grado de iniciación, se encuentran diversos símbolos.

El mandala es el paradigma de la evolución y la involución cósmica en su retorno al centro del universo; pero simboliza también el refluir de la experiencia de la psiquis en busca de la unidad de consciencia para descubrir el principio ideal de las cosas. No es solamente un cosmograma sino también un psicograma, el esquema de la desintegración del uno en lo múltiple y la reintegración de lo múltiple en el uno, en la consciencia absoluta, entera y luminosa, que tendría que brillar en lo profundo de nuestro ser. El hombre tiene en el centro de sí mismo el principio recóndito de su propia vida, la esencia misteriosa, el punto luminoso de consciencia del que irradian las facultades psíquicas. Él tiene la vaga intuición de esa luz que podría brillar dentro de sí, expandiéndose y propagándose hacia planos espirituales.

En sus Memorias, Jung cuenta que durante la Primera Guerra Mundial, siendo comandante de un campamento de prisioneros en Suiza, empezó a dibujar cada mañana un mandala que - según él - reflejaba su estado de ánimo interno. Era como una radiografía de su psiquis. En ella iba observando cambios sutiles en su crecimiento personal. Era como si fuera armonizándose en torno a un núcleo, un punto central, un centro magnético que lo iba conduciendo hacia una paulatina integración. En aquel punto central estaban condensadas todas sus posibilidades, esperando desplegarse para llegar a un desarrollo pleno y armonioso, tal como un director de orquesta da vida a lo escrito en un lenguaje cifrado.Al principio, comprendía muy poco lo que esto significaba, pero gradualmente fue dándose cuenta que estaba teniendo una experiencia extraordinariamente significante: aquellos dibujos eran informes diarios sobre el trabajo interno que ese punto central estaba efectuando en él. Comprendió que la meta del desarrollo del individuo es su Ser, que su evolución no es lineal sino en espiral, en una circunvalación ascendente que se va acercando cada vez más al centro y cúspide de esa espiral.


Mientras que los mandalas rituales siempre muestran un estilo definido y un número limitado de motivos típicos en su diseño, los mandalas individuales presentan una riqueza ilimitada de símbolos o alusiones simbólicas. Su fundamento es la representación de una contradicción entre el Ser y el ego, siendo el primero la totalidad de nuestra psiquis - incluyendo el inconsciente - y el segundo, sólo un punto de referencia de nuestra consciencia. A menudo aparecen en series, mostrando una secuencia de estados desordenados, caóticos, llenos de conflictos y angustia. Estas imágenes pintadas con gran devoción, a veces por manos tan inexpertas como las de un niño, son yantras a la manera hindú, instrumentos de concentración, meditación y visión introspectiva, que permiten realizar la experiencia interna de un refugio seguro, de reconciliación y de totalidad.

Autor: Saelas Jarrel
1 comentario:
Estupenda explicación sobre los mandalas. Con tu permiso loa imprimiré para poder leerla con más detenimiento.
Un saludo
Publicar un comentario