Una visión de los astros en estos días nos lleva a observar como estamos interactuando con las energías que vienen desde el cosmos y como respondemos nosotros según nuestra estructura personal.
En las últimas semanas los planetas más controvertidos y eléctricos han estado en alerta máxima.
Urano y Plutón en cuadratura en los primeros grados de Aries y Capricornio nos hablan de los grandes cambios sociales, de las revueltas, del inconformismo generalizado. La transformación en curso no puede ser detenida, es apoyada desde las fuerzas del universo.
A su vez, Marte en cuadratura con Urano y oposición a Plutón es el planeta que irradia las energías de acción y reacción, de violencia cuando no se puede expresar el ansia de libertad que tienen las almas más allá de las estructuras gubernamentales coercitivas.
¿Se puede detener el cambio que la humanidad necesita?
Hay una necesidad de romper los límites, de buscar la libertad a todo o nada. Lo nuevo en todos los órdenes de la vida quiere emerger, mientras las estructuras de poder obsoletas pretenden seguir imponiendo el viejo orden vacío de contenido.
Urano representa esa necesidad de libertad por fuera de todo orden preestablecido, salir de la opresión, de las normas, las obligaciones sin sentido. La oposición de Marte-Plutón representa dos fuerzas que pugnan por el poder, usando los métodos de destrucción y aniquilamiento.
¿Cuál es el punto de equilibrio? Las herramientas que usamos los seres en conciencia son para irradiar continuamente energías de amor, integración, paz y luz. El poder del espíritu en acción es de vital importancia en estos momentos.
Desde lo personal en cada uno de nosotros, estos aspectos planetarios nos hacen tener bruscos cambios de conciencia, acompañados de cambios de humor repentinos, depresiones, exaltaciones, cada día nos sentimos diferentes. Como si nos estuvieran cambiando el sistema operativo de nuestra computadora y aún no está a punto, navegamos por espacios inciertos y poco definidos. Seguimos pasamos por tsunamis, volcanes, huracanes, no sólo externos sino internos. En los últimos días varias personas me expresaron su sensación de experimentar un vaciamiento mental y luego cayeron en un profundo sueño de varias horas. Despertaron con una sensación de cambios personales profundos y agradables, mayor tranquilidad por lo que pueda pasar.
En la esfera emocional, nos sentimos arrasados por oleadas de nuevas energías, no podemos distinguir si es bueno o malo. Porque se nos mueven las emociones viejas que nos confunden. Son oleadas de luz que golpean en nuestros cuerpos y hacen saltar emociones enquistadas, los huesos chillan, la mente racional no responde, las emociones se desbordan, como si la luz impulsara afuera todas nuestras energías en desequilibrio y nos espantamos de la realidad. Ahora surgen sensaciones, intuiciones, visiones nuevas, fluctuamos entre el deber, las obligaciones y las ansias de hacer lo que sentimos. Es un profundo e incontenible deseo de liberarnos, buscando continuamente nuestro centro interior, queremos atravesar las aguas turbulentas sin naufragar.
Por otro lado, la mente no funciona como antes. Los jóvenes no pueden estudiar, el material de estudio no tiene nada que ver con la realidad de su mundo, están madurando en sus mentes las nuevas formas de vida. Los jóvenes no quieren hacer ningún tipo de esfuerzos, eso desespera a sus mayores. Es que ellos pueden manifestar con mayor facilidad esas fuerzas cósmicas que nos muestran la transición hacia formas de vida totalmente diferentes. Ellos no quieren esfuerzos ni sacrificios para construir la vida. Ellos saben intuitivamente que la nueva humanidad se construirá sobre otras bases, por ahora están madurando sus potenciales y esperando el nuevo ciclo para comenzar sus realizaciones.
Abordar la Nave Tierra en quinta dimensión es una decisión de cada uno. Es un estado interno de conciencia donde nos abrimos a recibir frecuencias de luz en nuestro cerebro y los procesos suceden de manera espontánea.
Pocas y precisas pautas necesitamos para ello:
- Vivir en el ahora, dejar el pasando habiendo sanado las heridas.
- Estar en nuestro centro, que es el ahora. Al estar centrados podemos escuchar la voz de nuestra sabiduría interior, la intuición se manifiesta, los aciertos son mayores, las sincronicidades se suceden y todo lo que deseamos llega a nosotros para nuestro más alto bien.
- El afuera es un reflejo del adentro, somos continuos espejos de la realidad.
-Es necesario pulir una y otra vez nuestro interno. Los sentimientos que transmutan la realidad son: la compasión, el perdón, la gratitud, el amor incondicional y la integración…
- LA INTEGRACION……la integración de todo lo que está afuera a través del amor.
Sólo experimentando lo que significa integrar de verdad a TODOS los seres del planeta podremos colaborar eficazmente con el ascenso a la Quinta Dimensión.
No alcanza con hacer decretos de abundancia, leer mensajes espirituales o repetir OM durante dos horas seguidas si luego salimos y criticamos a nuestro vecino, despreciamos a nuestros hermanos, no respetamos a nuestros empleados o generamos divisiones entre unos y otros.
INTEGRAR es un acto profundo de amor incondicional donde el espíritu comprende que todo lo que existe sobre la tierra es parte del universo en evolución. No podemos desechar a nadie. Nuestra tarea de servicio planetario es llevar la conciencia de dualidad de la tercera dimensión hacia la integración y la unidad, así estaremos colaborando con el ascenso del planeta y la humanidad.
Ser muy espiritual puede ser un término antiguo. Mejor sería ser muy buen humano en proceso de integrar el espíritu dentro de la materia. Esto nos permite comprender lo explicado anteriormente: la luz del espíritu llega y golpea sobre nuestras densidades humanas (las emociones enquistadas) saltamos para todos lados como si pusiéramos los dedos en el enchufe. La luz del espíritu hace evolucionar la materia. El espíritu ilumina también lo que a veces no queremos ver.
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Ana María Frallicciardi